Acorar
'Acorar' es una palabra mallorquina que significa meter algo dentro de corazón y, también, aniquilar. 'Acorador' es el cuchillo que se utiliza para degollar a los cerdos o a otra bestia. Un título bastante indicativo, una vez explicado su significado para nosotros, de un excelente espectáculo escrito e interpretado por Toni Gomila y dirigido por Rafel Duran que ahora regresa al teatro del Espai Texas. La obra es una reflexión contemporánea sobre la identidad de los pueblos que pierden las raíces invadidos por un proceso de modernización, de cambios sociales y de costumbres que remeten al olvido tantas y tantas cosas. El envoltorio, la excusa dramática de la que emergen estas reflexiones, es la cuidada descripción de la ancestral matanza del cerdo, un ritual que el autor conoce perfectamente y, por lo tanto, lo que explica son retales de la memoria, imágenes de su propia historia. Pero no estamos delante de un ejercicio de nostalgia, ni tan siquiera delante de la reivindicación de un pasado que podía tener cosas buenas, pero que, como se dice claramente durante la función, estaba inmerso en una sociedad cerrada y pobre donde acceder a un médico era poco más que una quimera. Como mueren los pueblos cuando mueren las palabras La habilidad de Toni Gomila pasa por contraponer los dos mundos. Sitúa el mundo mallorquín de antaño ante la sociedad moderna actual, construida sobre un modelo de 'boom' turístico que aniquila los signos de identidad. Unos signos que inequívocamente pasan