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La Balsa 1979
La Balsa 1979

4 motivos para (re)descubrir La Balsa 1979

El emblemático local de Sant Gervasi, ganador del Premio FAD de arquitectura nada más abrir, cumple casi medio siglo y adorna de atracciones su deliciosa gastronomía con brasa, cámaras de carne y maridaje personalizado. ¿Os animáis a probarlo?

Time Out en colaboración con La Balsa
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En La Balsa, la arquitectura rezuma por todas las esquinas: la antigua balsa que ocupa el restaurante se transformó en un espacio rústico y a la vez moderno, con elementos originales que van en total consonancia con el entorno, verdeado a segmentos. Un conjunto arquitectónico de grandes dimensiones donde sentarte en la mesa y disfrutar de un buen festín de cocina casera y mediterránea en el que la tendencia contemporánea también juega un papel importante. Este año, en primavera, celebra 45 años y vuelve a florecer de nuevo con algunas novedades en la cocina. Si todavía no lo habéis probado, ¡es un imprescindible de la ciudad! Os explicamos por qué.

Medallas en arquitectura
La Balsa 1979

Medallas en arquitectura

Pocos restaurantes de Barcelona acumulan un premio FAD, márgenes verdes y gastronomía exquisita. En 1979 Antonio López Lamadrid, gerente y propietario de Tusquests Editors, y su pareja Memé, con el apoyo de la familia Güell, decidieron abrir un restaurante en unos terrenos del barrio de Sant Gervasi donde había una antigua balsa de regadío. Encargaron el proyecto a Óscar Tusquets y Lluís Clotet, que decidieron conservar los muros originales de piedra, y el resultado fue tan bueno que ese mismo año ganó el Premio FAD de arquitectura.
El edificio de La Balsa lo vale, con una entrada secreta, un portal en forma de telaraña, unos ventanales gigantes en el techo que lo inundan todo de luz y dos terrazas, una de verano, llena de árboles y vegetación, y otra de invierno, rodeada de cristal.

45 años de historia
La Balsa 1979

45 años de historia

El alma de la tradición todavía ronda por el restaurante. Es un lugar especial, que recolecta recuerdos de cuando estaba la familia Güell regentando y que ha sido casa de comidas de los barceloneses de toda la vida, que han ido a celebrar alguna fecha especial o importante en La Balsa. Los 45 años de trayectoria ya dicen mucho: la historia del local forma parte de su esencia y hace de cimiento, pero para mantenerse en pie, cada año se han ido renovando para abrazar también los gustos más contemporáneos. El servicio es exquisito y os atenderán con todo el cuidado del mundo para que viváis un momento especial, sea una cena, una comida corporativa o una celebración íntima o familiar.

Todo un viaje por los gustos mediterráneos
La Balsa 1979

Todo un viaje por los gustos mediterráneos

Elegante y tradicional son los adjetivos que definen a La Balsa. De este restaurante salen platos caseros y mediterráneos con toques contemporáneos y sofisticados que son una delicia.
¿Una sugerencia? Podéis empezar la comida con unos entrantes a base de pan rústico horneado con aceite de oliva y escamas de sal acompañado de, por ejemplo, un sashimi de presa ibérica de bellota, unas croquetas caseras elaboradas con leche y mantequilla del Bages, una sardina confitada un toque ahumada, con 'concassé' de tomate y cebollino, o puerro asado, con crema de purrusalda, reducción de cebolla asada y almendra tostada. Y, como plato principal, también os costará elegir entre los arroces tan deliciosos como el de vaca Nebraska, propuestas del mar, como el bacalao Club Ranero, o platos de la tierra, como la carrillera ibérica a baja temperatura con parmentier de patata y verduras, entre otras exquisitas propuestas. Además, os sugerirán maridajes con vinos para armonizar perfectamente todos los gustos.
Un lugar ideal para celebrar encuentros íntimos y también celebraciones con muchos comensales, tanto en formato cóctel como banquete. Disfrutaréis de una experiencia foodie de lo más completa y con la sensación de estar en un pequeño paraíso lejos de la ciudad.

Nuevas atracciones gastronómicas
La Balsa 1979

Nuevas atracciones gastronómicas

Si ya habéis estado en el restaurante, cuando regreséis encontraréis unas cuantas sorpresas. Han instalado una brasa para potenciar mucho más el gusto de la materia prima e incorporar una nueva textura. Se utiliza para cocer carnes, sean medianas o maduradas, pescados salvajes y también productos de temporada como pueden ser unas buenas alcachofas.
Además, están en proceso de instalar unas cámaras de maduración hechas a medida, tanto de carne como de pescado, donde el cliente podrá ver las piezas, escoger la que más le haga salivar y dejar que las manos expertas del restaurante la transformen en una delicia en el plato.
Y si sois unos sibaritas del vino, con solo recorrer la carta de vinos os subirá el buen humor, porque tienen una nueva propuesta para maridar las comidas o cenas de los comensales en función de cada plato. Los maîtres no solo aconsejarán y personalizarán el vino que más encaje, también ofrecerán un vino dulce según los postres escogidos. ¡Entre platos y copas sólo habrá sitio para la armonía!

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