Bar Sólo

Italiano de Bolonia, Cosimo Tacinelli, con su nombre de barón rampante, abrió el Sóló hace dos años y medio en la calle Margarit del Poble-sec. Si el protagonista de la novela de Italo Calvino prefirió vivir en un árbol para siempre, Cosimo tiene su república independiente en el Sóló. Ha conseguido un bar con ley propia. Vende Fritz-Kola en lugar de Coca-Cola, no sirve zumos de botella y tiene una colección de rones que es la envidia de cualquier cubano. Cosimo, con su escudo hecho de camiseta de rugby, me explica que vino a Barcelona huyendo del frío y del estrés de París, donde había vivido durante años. Quería abrir un bar y creía que Poble-sec sería un buen lugar para establecerse. Tras dos años y medio, el balance es positivo. De entrada, asegura que en Poble-sec "no hay guiris, que son quienes cambian la fisonomía de los barrios. Aquí hay que venir expresamente y es de los pocos espacios de Barcelona que mantiene su personalidad". Además, según él, "las otras zonas de ocio están saturadas". En Poble-sec, "el público es más heterogéneo y la gente del barrio se mezcla con los recién llegados".