Rayuela

'Rayuela' cumple 50 años. Un buen pretexto para leer, o releer, la mítica novela de Cortázar que Alfaguara publica en una edición conmemorativa que incluye un mapa de París y un clarificador apéndice con cartas del autor alrededor de la génesis del libro. Definir 'Rayuela' en unas pocas líneas es casi imposible, porque esta novela es muchas cosas a la vez: una historia de amor, la búsqueda existencial de un hombre que se siente un extraño en el mundo y una lúcida reflexión sobre el sentido último de la creación literaria.

Pero, sobre todo, 'Rayuela' es una obra que, medio siglo después, todavía sorprende por su experimentación formal y la audacia de los planteamientos literarios. Y no sólo por el hecho que esta novela fragmentaria se pueda leer de dos maneras diferentes, sino porque lo que hace Cortázar es dinamitar las convenciones literarias para dar una libertad más grande al autor y también a los lectores.

Como pasa con cualquier obra experimental, 'Rayuela' fascinará a los lectores menos convencionales e irritará a muchos otros. Y es verdad que 'Rayuela' es una obra difícil, compleja y muy exigente para el lector. Si se quiere, quizá demasiado intelectual en cuanto a sus citas y referencias culturales.

Entonces, ¿resulta 'Rayuela' tan fascinante medio siglo después? Claro que sí. Por la modernidad de los planteamientos, por la lúdica atmósfera de libertad que se respira a lo largo de la novela, porque tiene dos protagonistas inolvidables como son Horacio Oliveira y Maga, y porque refleja el espíritu de una época en la que la literatura era mucho más que un simple entretenimiento.