Por Carles Valbuena
Secreta, misteriosa y gótica. Así es la Barcelona que Carlos Ruiz Zafón recrea en La sombra del viento, una ciudad real y a la vez fantástica, llena de rincones que esconden historias de amor y odio, de crimen y de pasión.
Descubrámosla. Nuestra ruta empieza en el Arc del Teatre, una callejuela oscura, estrecha y un poco intimidante situada al final de la Rambla. El lugar ideal, sin duda, para ubicar el Cementerio de los Libros Olvidados, la laberíntica biblioteca donde el joven Daniel Sempere encontró, un día de verano de 1945, un ejemplar de La sombra del viento y escuchó por primera vez el nombre del enigmático escritor Julián Carax. No os esforcéis demasiado en buscar el edificio porque no existe ni ha existido nunca. Pero su espíritu está muy presente, como también el del libretero Isaac Monfort, siempre rodeado de volúmenes antiguos llenos de polvo.
La segunda parada del recorrido nos lleva hasta la plaza de Sant Felip Neri, en el corazón del barrio Gòtico. Sentaros en la fuente que hay en medio y releed los pasajes de la novela que transcurren en este escenario encantador. Con un poco de suerte, quizás veis en alguna ventana a la seductora Núria Monfort, la mujer que le revelará a un fascinado Daniel Sempere la clave del tortuoso pasado de Julián Carax, a quien siempre amó sin esperar nada a cambio.
Otro punto obligado de esta ruta es la calle de Santa Anna. Aquí, en un piso al lado de la plaza de Ramon Amadeu, vivían Daniel Sempere y su padre, justo encima de su modesta librería de antiguo. No hay ninguna librería, ni de antiguo ni de libros nuevos, pero si os sirve de consuelo, muy cerca tenéis el magnífico claustro de la iglesia de Santa Anna. Una escondida isla de paz para disfrutar de la lectura en medio del remolino humano de esta zona comercial.
¿Queréis saber dónde transcurrió la traumática infancia de Julián Carax? Pues ir caminando hacia la Ronda de Sant Antoni. Delante de la plaza de Goya, donde ahora hay tiendas de electrónica, estaba la sombrerería de su padrastro, Antoni Fortuny, un fanático religioso que encerraba a su mujer Sophie en una habitación llena de crucifijos que colgaban del techo para redimirla del pecado. Estremece sólo de pensarlo. Pero las emociones más fuertes nos esperan en la otra punta de la ciudad. Podéis hacer lo mismo que el protagonista de la novela: coger los ferrocarriles de la Generalitat en la plaza Cataluña, bajar en la parada del Tibidabo y después subir al Tramvia Blau, avenida arriba, hasta que lleguéis a la altura del número 32.
Y ahora, coged aire y controlad los nervios, porque os encontraréis delante del auténtico epicentro de la novela: “L’àngel de boira”, la residencia señorial de la familia Aldava. Bien, de acuerdo, lo que hay es una consultoría y la casa se parece poco a la de ficción. Pero no importa, porque justamente aquí, en el interior de la mansión gótica surgida de la imaginación de Ruiz Zafón, Julián Carax se enamoró locamente de Penélope Aldava, Daniel Sempere descubrió por primera vez el cuerpo de Bea, el sinistro inspector Fumero tuvo en final que se merecía y todavía descansan en paz en una cripta subterránea… Pero no desvelamos más secretos, porque quizás todavía queda alguien que no ha leído La sombra del viento.