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He aquí una comedia francesa por los cuatro costados, hasta el punto que poco a poco el homenaje se convierte en parodia. Entre citas de Godard y Truffaut, todo empieza en París como escenario de una alocada intriga amorosa y continúa en la campagne durante un verano, donde las chicas llevas vestiditos ligeros y los chicos las miran con ojos de cordero degollado. La gracia de esto es la despreocupación con la que este primer largo de Peretjatko mezcla glamour y caspa, la Nouvelle Vague y la tradición de boulevard. Los problemas, en cambio, llegan cuando quiere ser más graciosa de la cuenta y deja de hacerle caso al tono, al ritmo, para concentrarse en situaciones de gagas cada vez más repetitivos. Aun así, se trata de un objeto curioso, trepidante y sobre todo con momentos memorables: la cena de hermandad en casa de un tal doctor Placenta roza el surrealismo.