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Passeig Marítim de la Barceloneta

Arquitectura junto al mar en Barcelona

Siguiendo las recomendaciones de Arxius d'Arquitectura de Catalunya, os proponemos una ruta por la mejor arquitectura junto al mar

Escrito por
Time Out Barcelona Editors
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Arxius d'Arquitectura de Catalunya nació en 2008 fruto de la curiosidad de cuatro estudiantes que inventariaron obras arquitectónicas y de urbanismo que no constaban en el temario de la Facultad de Arquitectura. Al frente de esta labor quijotesca estaba Manuel Julià, Aureli Mora, Omar Ornaque y Lucas Sentís, que, ahora ya como arquitectos, siguen engordando un archivo que tiene 2.000 referencias de edificios, obras públicas, proyectos paisajísticos, de interiorismo y de diseño industrial de toda Catalunya. Siguiendo su catalogación exhaustiva, nos proponen una ruta por la ciudad. 

El pistoletazo de salida es una obra de infraestructuras: el Moll de la Fusta, de Manuel Solà Morales, del 1987. "Fue un referente de cómo abrir la ciudad al mar, integrando infraestructuras y servicios", recuerdas los mosqueteros Julià, Mora y Ornaque. Las pérgolas, 'La cara de Barcelona' de Roy Lichtenstein y el monumento a Colón son los referentes visuales de un paseo que ha quedado en segundo plano -escondido tras el Maremàgnum-, bajo el cual transitan las rondas.

La segunda obra es un espacio público construido a cuatro manos: Olga Tarrasó, Jordi Heinrich y otros dieron forma al paseo Marítimo de la Barceloneta a partir de 1995. El objetivo era conservar las perspectivas de las calles que miraban al mar a través del pavimento, la vegetación y las luminarias Kanya. "Estaba bien resuelto, el espacio público quiere pasar desapercibido y lo que realmente luce es el barrio de detrás y el mar, delante", apuntan los jóvenes arquitectos.

Saltamos a la segunda mitad del siglo XX. La Barceloneta es un buen enclave para conocer a Josep Maria Coderch: además de la Casa de la Marina están los bloques de viviendas para obreros de La Maquinista en la plaza del Llagut. Son sencillos, hechos con pocos recursos, pero tienen interés. "Hay arquitectos que tienen interés por sí mismos, como Le Corbusier y Coderch, y sus obras se deben conservar, incluso las que brillan menos, para entenderlas en conjunto", reivindica Aureli Mora. Los tres destacan el Parc de Recerca Biomèdica: de altura escalonada, vacío por dentro y con el exterior cubierto de madera, el conjunto sanitario atrae las miradas de expertos.

Viajamos hasta la Vila Olímpica. El plano de ordenación, lanzado en los 80 por el estudio MBM, dio lugar a súper islas, donde se mezclaban tipologías de viviendas como singularidades, como la Central de Telefónica de Bach y Mora o el edificio circular de Álvaro Siza. Enric Miralles, com Carme Pinós, también dejó huella en la avenida de Icària. "Contrasta con la manera de hacer del Fòrum, donde hay edificios de figuras como Nouvel, Herzog & de Meuron y Perrault, pero sin un criterio de ciudad", dicen desde  Arxius. Yendo hacia la explanada del Fòrum, el final de ruta donde se cumple la idea de Cerdà que la Diagonal llegara al mar, nos encontramos con la Illa de la Llum, de Clotet y Paricio, una solución original para construir espacios intermedios, con galerías y láminas que a más de uno le recuerdas a Sarajevo.

"La arquitectura es una cultura difícil de pervertir, está al servicio de la gente", defiende Julià. "Si está bien hecha, es confortable, como unos pantalones, ni te la miras". Arxius d'Arquitectura invita a mirarnos los pantalones, conocer arquitectos y leer la historia de la ciudad.

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